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Jueves, 20 mar. 2003 Núm. 2444 ·EDUCACIÓN
La ETI pide más independencia y medios para el Instituto Valle del Ebro
El presidente Sanz acudió a la inauguración de los actos por el 50º aniversario de este centro
FERMÍN PÉREZ-NIEVAS - Tudela
El director de la Escuela Técnico Industrial de Tudela, Alberto Gorrindo, pidió ayer al presidente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz, que dotara al Instituto Valle del Ebro de instalaciones propias para que puedan conseguir una total independencia con respecto a la ETI. Así se lo hizo saber en su discurso con motivo de la celebración del 50 aniversario de este centro que abrió sus puertas en tal día como ayer de 1953.
"Hoy no voy a pedir nada para la ETI, señor presidente, sino para el Instituto Valle del Ebro. Pido que se le dote pronto de instalaciones propias para que ejerza su actividad académica y se pueda desarrollar con plena autonomía e independencia. Mientras ese deseo se hace realidad, también le pido que en el menor plazo posible se le suministren los necesarios recursos humanos para que pueda crear su propia infraestructura administrativa y de servicios que como centro de nueva creación creo que le debe corresponder. Esta situación de compartir espacios y recursos no facilita el desarrollo que ambos centros deben alcanzar de manera independiente y además puede ser el origen de ambos conflictos que nadie desea", aclaró Gorrindo.
Al acto que tuvo lugar ayer en las instalaciones de la ETI acudieron también el presidente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz, el consejero de Educación y Cultura, Jesús Laguna, el alcalde de Tudela, Luis Campoy e Ildefonso Ibero, presidente de la Asociación de Empresarios de la Ribera.
Formación Profesional
En su intervención, Miguel Sanz recordó la importancia de la Formación Profesional. "Actualmente, con una tasa de desempleo unferior al 6%, Navarra ofrece posibilidades de trabajo a la gran mayoría de los navarros. Y esto es particularmente cierto de los titulados de formación profesional, cuya tasa de inserción laboral se eleva al 90%".
En este sentido hizo hincapié en la importancia que tiene esta formación en Europa ya que según el presidente, "constituye una opción muy valorada socialmente y que cursan mayor número de alumnos cuanto mayor desarrollo socioeconímico tiene el país", y cifró la inversión del Gobierno de Navarra en los últimos seis años en estas instalaciones del centro de Tudela en más de 250 millones de pesetas. "Son 50 años de generoso empeño por parte del profesorado y de todo el personal del centro, que trata de renovarse, día a día, en todos los órdenes".
También se refirió a la importancia de la Formación Profesional en la sociedad un ex alumno del centro y hoy presidente de la Asociación de Empresarios de la Ribera, Ildefonso Ibero. Recordando sus años junto al edificio de los Jesuitas señaló que "aquellos seis escalones de la plaza de San Juan se han convertido para muchos en un trampolín para saltar al mundo empresarial. Aún recuerdo cómo las empresas solicitaban la incorporación de alumnos a veces in que hubieran terminado las clases. La Formación Profesional nació en España como la cenicienta porque nadie le prestaba atención, mientras en Europa era algo casi para privilegiados. Mientras en España estudian ahora FP un 39%, en Europa esta cifra llega al 57% de la población, aunque es cierto que en Navarra supera la media nacional y alcanza el 49%".
Por último, el alcalde de Tudela, Luis Campoy, recordó que éste era un año especial para la capital de la Ribera por la cantidad de celebraciones que estaba viviendo en 2003. "Con respecto a la ETI no ha habido improvisaciones, sino dudas que han cristalizado finalmente en esta certeza actual. Tudela ha cambiado y la ETI ha apoyado este crecimiento y este cambio. Si es mucho lo andado es mucho más lo que pide el futuro", concluyó. Tras los discursos antiguos profesores y el claustro actual así como los invitados celbraron una comida.
Fotos del acto de celebración, en el hall de la ETI.
El motor de la Ribera cumple 50 años.
CUANDO EN 1953 nació la Escuela Técnico Insdustrial San José Obrero pocos podían esperar que fuera el detonante para que Tudela se disparara hacia la sociedad industrializada. Hoy, en el tercer milenio, son muchos los empresarios tudelanos y riberos que atravesaron durante su juventud la plaza de San Juan para aprender un oficio
Medio siglo de escuela de oficios
La ETI cumple este año su 50 aniversario desde que en 1953 naciera para ofrecer formación profesional
FERMÍN PÉREZ-NIEVAS - Tudela
MILES de caras y de sueños han desfilado por las instalaciones de la Escuela Técnico Industrial, miles de pasos han recorrido los seis escalones que separaban la plaza de San Juan de aquel edificio que nacía en los años 50 para acoger a todos aquellos tudelanos que no tenían posibilidades de acceder a una educación y, de esa forma se abrían las puertas de un oficio mediante la Formación Profesional. Lo que hace 50 años era una salida para personas sin recursos, hoy es una de las vías más demandadas en Europa. En lo que respecta a Navarra, casi la mitad de los jóvenes en edad escolar optan por seguir este camino para, según las estadísticas, no sólo esperar apenas seis meses para introducirse en el mercado laboral, sino para tratar también de evitar las largas listas de paro que engrosan el mundo universitario.
Origen
Pocas mentes despiertas podían pensar cuando se empezó a debatir sobre la necesidad de implantar una escuela de oficios, en los años 40, que iba a tener tanta repercusión en el crecimiento industrial de Tudela y, por ende, social y económico. La onda expansiva que supuso la creación de la ETI sólo es comparable a pocos eventos que han sucedido en la capital ribera: la instalación de la Azucarera, la construcción del Barrio de Lourdes y, en un futuro, la llegada de la universidad a la Ribera. Y es que las primeras industrias en cadena llegaron a la ciudad merced a que existía mano de obra cualificada y grandes nombres como PIHER, Sanyo o SKF, abrieron sus puertas con hasta 3.000 obreros, "cogían a los alumnos hasta sin terminar todos los cursos", recordaba Ildefonso Ibero, hoy presidente de la Asociación de Empresarios de la Ribera y antiguo alumno.
Pero si damos unos pasos para atrás para ver el centro en su totalidad se puede descubrir fácilmente su germen, los Jesuitas. La idea surge en la asamblea general de antiguos alumnos del colegio San Francisco Javier de Tudela con motivo, curiosamente, de la celebración del cincuentenario de la fundación del colegio, en el curso 1941-1942. Pero esta idea no era nueva, ya que el patronato de Castel Ruiz lo había tratado hasta en 17 ocasiones anteriores desde 1895 hasta 1936.
La razón principal que motivaba este proyecto era que el colegio no solucionaba el problema de la juventud tudelana en el aspecto cultural y formativo puesto que en el sólo se impartían estudios de Bachiller. El verdadero alma y precursor de esta idea fue el padre Pablo Oliver que propuso al rector, Antonio Medrano, la posibilidad de crear una escuela próxima a los Jesuitas para que los jóvenes pudieran ser instruidos en el ejercicio de varios oficios, agricultura o industria. Sólo un año después de comenzar las gestiones, en 1944, esta orden religiosa dio la autorización para instalarse en la huerta de su propiedad. Sin embargo, el proceso, tras las conversaciones con la Diputación Foral, sufrió un retraso hasta que no se planteara la construcción de la Escuela de Pamplona.
Tras diversos avatares el 20 de octubre la Diputación aprobó el proyecto y el presupuesto, siendo adjudicada la construcción a Hijos de Teófilo Serrano. Las obras dieron comienzo en 1951 y concluyeron en 1953, corriendo todos los gastos a cargo de la Diputación. El mes de octubre de 1953, mientras el barrio de Lourdes construía sus primeras casas, se iniciaron las clases aunque la inauguración oficial se realizó el 19 de marzo de 1954 bajo el nombre de Escuela Técnico Industrial San José Obrero y la enseñanza que se imparte es totalmente gratuita. En aquel primer claustro de profesores (la mayoría Jesuitas) aparecen José Luis Azpiazu, Manuel Garmendia, Guillermo Larrañaga, José María Corta, Cándido Eizaguirre, Eustaquio Larrañaga, Adrián Martínez, Manuel Ruiz y Andrés Garm, bajo la dirección de Guillermo Larrañaga. En cuanto a los alumnos 67 se matricularon en la primera promoción, dividida en diurna y nocturna.
La aceptación del centro fue creciendo y ya en 1957 es reclamado por alumnos de toda la Ribera, por lo que el colegio de Jesuitas ofrece sus comedores hasta que se adquieran locales propios para la escuela. El 20 de agosto de 1958 recibió del Ministerio de Educación la autoriuzación de los estudios que se realizan en la escuela, clasificando a la ETI como Centro no oficial autorizado de Formación Profesional Industrial dependiente de la iglesia.
Expansión
En 1960 las enseñanzas se dividían entres con sus respectivas ramas, Metal (ajuste, matricería, torno, forja, chapistería), Electricidad (instalador, montador, bobinador, radiotécnico) y Madera (carpintero). Las especialidades se van multiplicando durante la década de los 60, lo que obliga a ampliar el centro, obras que comienzan en 1964. Esta ampliación lleva consigo la elevación de un nuevo piso, clases de dibujo, talleres de electricidad y electrónica, salón de actos, fachada, construcción de metrología, almacén de materiales y nuevas aulas y se inauguró en el curso 1967-1968. Precisamente en el curso anterior se habían integrado las primeras mujeres, dentro de la rama de delineantes, en las especialidades de construcciones e industrial, ubicándose de forma provisional en la Escuela Dominical de la plaza de San Juan para las clases prácticas y en el colegio Compañía de María para las teóricas. En 1970 la enseñanza mixta ya fue un hecho en las especialidades de Electrónica.
La expansión de la ETI se hacía en los 80 mucho más evidente y tras crear un centro independiente en Corella, se vio la necesidad de buscar nuevas instalaciones. La construcción del nuevo edificio, en un terreno cedido por el Ayuntamiento, concluyó en 1983. Precisamente al terminar el curso 1983-1984 el consejero de Educación del Gobierno de Navarra comunica a los Jesuitas que dejen de prestar servicios en la ETI, manifestando el agradecimiento del Gobierno de Navarra por la tarea que han llevado a cabo. Era el fin de una era y el comienzo de otra. Se vio la necesidad de crear más aulas, un polideportivo o una pista de atletismo. La década de los 90 se inauguró con un nuevo director, Alberto Gorrindo, y una constante aportación no sólo de mano de obra sino de pequeños empresarios que ven en su propia iniciativa una salida profesional.